lunes, 22 de diciembre de 2014

HISTORIAS DE COLECCIÓN

Poco tiempo atrás, decidí que este blog sería un espacio dedicado al mundo del coleccionismo. Nunca coleccioné nada, y se me hacía difícil -y admirable- entender cómo algunas personas eran capaces de juntar cientos de objetos de alguna similitud y guardarlos y ordenarlos durante años, y recordar su lugar y su historia. Pero había algo que me intrigaba aún más: ¿por qué? Así que me acerqué a este mundo y empecé a buscar historias. Tal vez, yo también podría coleccionarlas.

Si googleamos coleccionismo, muchas veces aparece relacionado a adicción. Me propuse, a través de mis entrevistados, cuestionar este mito y preguntarle a los verdaderos protagonistas qué tanto hay de verdad y cómo viven ellos la posibilidad de volverse adicto a sus objetos.

La respuesta no fue exacta, pero me llevé un montón de historias y vivencias: me sorprendió el cariño con que los coleccionistas hablan de sus objetos, las infinitas relaciones que pueden establecerse entre “algo” y “alguien”, comprobar, una vez más, que si bien lo material no es imprescindible, todos necesitamos simbolizar en alguna cosa tangible un recuerdo, un dolor, un amor…


En este viaje conocí la sencillez de Daniela, la constancia de Emilio, la ternura de Lalá, la pulcritud de Susana, que junto a las reflexiones Roger y tantos otros, me ayudaron permitieron asomarme a un universo personal, irrepetible y singular. Como dijo Gastón, “las colecciones a uno lo hacen enfrentarse con quien es”.

CADA COSA EN SU LUGAR

Susana Manitto (63) es una coleccionista nata. Desde pequeña juntaba cosas, "solo que no sabía que eso era coleccionar". Iba al cuarto de sus bisabuelos y se entusiasmaba con los objetos que encontraba ahí, revolviendo los cajones. “Empecé a encontrar moneditas argentinas, moneditas que ya estaban fuera de circulación… Las empecé a pedir y las empecé a guardar. Así con cantidad de cosas".



Su casa no es minimalista, pero no está llena de adornos. Tiene muebles de su bisabuela, antiguos pero brillosos, limpios y cuidados. En el patio tiene un gran parrillero donde guarda su afición y, aparte, un cuarto lleno de pinceles, pinturas, libros y cuadernos. Y no hay caos: a pesar de la cantidad de objetos, todo está cuidadosamente puesto en su lugar. 

Nunca piensa en iniciar una colección puntual, pero cuando hay dos o más objetos similares que le gustan, no los tira; los ordena uno al lado del otro y espera, sin prisa, el siguiente. 

“Muchas veces tengo miedo de convertirme en un acumulador compulsivo, pero no (…).  Es distinto del acumulador que le sirve hasta la mugre. Yo no; yo soy histérica del orden. Los llaveritos tienen que estar todos en un orden. Viste que cuando entré (al galpón) di vuelta un llaverito que había quedado al revés. Están todos acomodados por mí, no sigo ninguna regla establecida. Creo que hay distintos tipos de coleccionistas”.

La colección de llaveros la había iniciado su padre, en el año ’82, apróx., y ella la continúa desde el ’88, cuando constaba de unos 40 llaveros. Hoy tiene 590 y recuerda la historia de cada uno. Contó que les pide a sus amigos, cuando viajan, que le traigan un llavero de regalo, o los compra ella. Además, es artesana, entonces algunos los ha hecho ella misma. Incluso recicla objetos que no quiere tirar y los convierte en llaveros para su colección.

“A mí lo que no me gusta es el desprendimiento. Yo no soy de obsesionarme con una pieza que no tenga pero sí no me gusta tirar (…). Alguna vez pensé en vender la colección pero cuando llegaba la hora me daba lástima y no lo hacía”.

Susana disfruta de mirar sus colecciones, de nada le servirían dentro de una caja o escondidas en un rincón.

“La suerte que he tenido siempre es que tengo un lugar de guardado (…). Porque de repente se me antojaba coleccionar piedras porque encontraba una linda y tenía que tener lugar”.

Además de los llaveros, tiene a la vista otras colecciones y algunos objetos antiguos: hay una balanza, algunas pesas, figuras de porcelana, mates en miniatura y más.

“Mi objetivo nunca es completar una colección. Hay gente que se desespera por obtener el objeto que le falta, yo hasta ahora no… ¡Y me parece que hace rato estoy en esto de las colecciones!”


...

EL CORAZÓN DE LALÁ

Supe que Susana colecciona piedras en forma de corazón. Me pareció lindo e interesante, así que fui a ver su colección para preguntarle por ésta y tomarle algunas fotos; pero me encontré con una romántica que escribe poesías, adora las novelas, es fanática del amor y de sus once nietos, fue profesora de música y es amante de Chopin.

Detrás de una colección tan peculiar, hay un porqué y una historia de sueños, de infancia y de amores.


Cuando llegué a su casa, Susana tomaba mates con su esposo en la mesa del comedor, y me invitó a pasar al living y acomodó una piedrita junto a la otra en la mesa ratona, y cerró las puertas para iniciar la entrevista.

-       ¿Por qué juntaste piedras en forma de corazón, Susana?

La naturaleza es sabia y linda. Es algo de la naturaleza; no es forjado por el hombre. Entonces empecé a atesorar las piedritas en forma de corazón, y para mí es mi tesoro, por eso no lo muestro ni lo expongo.

-       Todas tienen que tener forma de corazón, ¿no? ¿Sos romántica?

Siempre me gustaron los corazones, soy un poco romántica, sí. (Risas). Leí hace poco - me gusta mucho leer -  La doctora Cole,  y vi que la hijastra de ella también coleccionaba corazones y dije ‘no soy la única rara, entonces’. No es fácil encontrarlos, tenés que estar mucho moviendo la arena y a mí ya la columna no me da mucho…

-       Cuando tu esposo te conoció, ¿ya tenías la colección?

Sí, casi. Yo tenía 15 años; él tenía 20… Juntábamos piedras juntos. Algunas las tengo ahí guardadas… él siempre me daba las piedras, no sé, un regalito de la playa. Pero no eran piedras de corazón.

-       ¿Qué son las piedras de corazón para vos?

Es como tener el río en mi casa. Porque soy amante del rio, soy mujer de al lado del rio y no podría vivir en otro lugar. Casi todas son del balneario, incluso tengo poesías hechas del balneario, y a mis nietos a veces les hago poesías.

-       ¿Querés leerme alguna?

Nunca se las mostré a nadie que no fuera de mi familia.

-       Entonces, ¿no?

Sí, claro que te puedo leer. Esperame que te traigo.

Susana fue hasta su cuarto y volvió con una caja de zapatos, forrada de papel blanco. Estaba llena de papeles y cuadernos viejos, había lápices y algunos objetos pequeños que ella no quería tirar. Buscó entre los papeles la poesía que más le gustaba, y me contó que se trataba sobre el balneario Zagarzazú, ubicado a 5km de Carmelo, Colonia, donde Susana vivió toda su vida.

-       ¿Ibas mucho a ese balneario?

Sí. En la antigüedad, cuando yo era niña, se llamaba Playa Salorio, ahora se llama Balneario Zagarzazu. Eran todos médanos y no veías el río; tenías que escalar hasta arriba del médano para ver el río. Entonces íbamos en un camión, viste, como en El viaje al mar, y caíamos en el camión con mis tíos, ¡con todos! Todos íbamos al balneario, que era lejísimo, y teníamos que andar entre el pasto, el campo, y entrar al balneario…

-       ¿Desde entonces te enamoraste del balneario?

Sí, aparte ahí estaba en la etapa de los primeros amores de adolescentes, y empecé a escribir ahí.

Entonces se animó a leer su poesía preferida frente a la cámara: https://www.youtube.com/watch?v=sWtmPzBiWCY&feature=youtu.be

-       ¿Todas las piedras son del balneario?

Algunas me trajo mi hija, que las trajo del Este. Dos o tres junté el otro día en la playa, pero la mayoría son del balneario. Es difícil encontrarlas.

-       Ahora, ¿vas muy seguido al balneario?

Vamos solo los veranos, y ahí aprovecho. No voy en otoño ni en invierno.

-       Contame más de vos.

Soy romántica, soñadora y escribí siempre, desde niña, desde la escuela…

-       ¿Cuáles son tus gustos?

Me gusta leer, mirar buenas películas…

-       ¿Tenés un libro y una película preferida?

Una novela que me encanta es Inés del alma mía. Y películas… me gustan las románticas, pero con un dejo de… yo soy descendiente de italianos, entonces me gusta un poco la tragedia, las historias de familia… lo que es la vida.

-       ¿Y cuando eras niña?

De niña era muy soñadora, era de mirar las nubes, de escribir cosas. He escrito cosas de mi niñez, hasta de mis juegos de la niñez.

-       ¿Qué dicen tus nietos de tus piedras y tus poesías?

Me dicen “¡Lalá!” – mis nietos me dicen Lalá – Martín me dice que se las deje de herencia.

-       La abuela Lalá… ¿Qué otra cosa coleccionarías si se pudiera guardar en una cajita?

Me gusta el mar, la naturaleza… las flores también. Antes secaba flores en los libros. Me gusta todo, incluso coleccioné también… Yo daba clases de música, me gusta la música.Tenía una colección de estampillas; estampillas que coleccionaba de niña, y se las regalé a un alumno mío porque le gustaba. Después tuve una colección de monedas, pero la regalé. 

-       ¿Qué música te gusta?

La música clásica. Chopin, por ejemplo… hay otros que también me gustan pero Chopin me encanta.

-       ¿Tus pasiones?

Me encantan las cosas antiguas. Porque todo tiene un porqué; un motivo. Me encanta saber de las familias, de los ancestros.

-       ¿Si te pregunto qué es el amor?

Pienso que el amor es maravilloso, que hay que tener amor ¡y amor bueno! En todo ser humano el amor debe estar primero. Está el amor de pareja, el de los hijos, los nietos… que ahora mis nietos son mis luces, ¡tengo once! (…) Agradecida a Dios que me ha dado tanto.

-       Digna respuesta de una romántica…

(Risas). El romántico vive un poco solo, porque es un sueño de la cabeza. 



GASTÓN ARMAGNO: "Las colecciones a uno lo hacen enfrentarse con quien es"

Gastón tiene 29 años y hace 9 que colecciona pósteres y figuras de acción de series y películas.


¿A qué edad empezaste a coleccionar?

20

¿Por qué pósteres de películas y figuras de acción?

Porque eran ciertos elementos que simbolizaban esas películas o series que yo miraba. Era una forma material y distinta de poder tener parte de esa peli o serie en mi casa y además como a mí me gusta mucho el cine también es algo que siento que me identifica.

¿Alguien de tu familia coleccionaba?

No

¿Cuántas piezas tenés?

Pósteres 55, y figuras de acción debo andar en las 70.

¿En algún momento te sentiste obsesionado con alguna que te faltaba?

Una vez, y no lo encontré, baje la ansiedad y con el tiempo volví a comprar lo que había desaparecido.

¿Crees que coleccionar pueda ser adictivo?


¿Cómo conseguís las piezas?

Por internet o cuando viajo.

La colección, ¿la tenés solo para vos o la puede ver mucha gente?

La tengo abierta a todo público. (Risas)

¿Dónde está?

En mi cuarto.

¿Qué pensás hacer con ella?

En algún momento crearle un espacio propio en casa.

¿Por qué creés que la gente colecciona?

Porque se guarda momentos importantes de su vida, es una forma de viajar al pasado , es una forma de conectarse con uno mismo, las colecciones a uno lo hacen enfrentarse con quien es, con qué le gusta, es tener un pedazo de algo que a uno le gusta para siempre, poder mantener  algo importante y saber cuidarlo.

Fotografías: Gastón Armagno

domingo, 21 de diciembre de 2014

ROGER COLECCIONA COSAS

Roger Pacilio (34) colecciona cosas. Muchas cosas. Sin embargo, nunca quiere completar sus colecciones.

Clickeá play y escuchá qué piensa sobre el coleccionismo, de qué se tratan sus colecciones y cuáles son sus gustos y preferencias.




Algunas fotos de su cuarto: 



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Fotografías: Roger Pacilio

LAS RADIOS DE "EL LOBIZÓN"

El Lobizón, un conocido restaurante montevideano ubicado en Zelmar Michelini 1264, tiene una decoración particular: las paredes están llenas de radios antiguas, una pegada a la otra. En total, son 130.
Alejandro, el dueño del local, es un amante de las antigüedades. ¿Por qué tantas radios? ¡Leé su entrevista!

¿Hace cuánto coleccionás radios?

Cinco años.

¿Cuántas tenés?

130

¿Por qué empezaste a coleccionarlas?

Empecé porque cuando yo era chico en mi casa lo que había era una radio, entonces como que me quedó eso… Además, me gustan las antigüedades. Quería que la decoración del local tuviera un solo estilo, como verás hay otras cosas, pero la mayoría son radios.

¿De qué año son?

La más vieja es del año ’22. Después tengo una de 1923 (…) que tiene una capilla. Hay muchas que son americanas, otras alemanas y otras las hicieron acá; traían las partes y las armaban acá.

¿Cuáles eran las marcas más “comunes”?

Philips es la más común de todas, también tenés RCA, General Electric, Everton…

¿Funcionan aún?

Hay 90 que sí, funcionan.

¿Son todas a válvula?

El tema es que lo primero que se inventó fue la válvula, cuando la encendés demora –porque la válvula tiene que calentar-, tenés que tener paciencia. Pero son eléctricas. La Spica no, la Spica ya es a pilas… es del ’53.

¿Por qué solo una a pilas?

Porque, en realidad, no me interesan. Trato de no comprar radios a pila.

¿Alguien de tu familia coleccionaba?

A mí porque me gusta lo antiguo, pero nadie de mi familia coleccionaba.

¿Qué otras cosas coleccionás?

Como verás, tengo máquinas de picar carne, tengo una gran cantidad. No sé, fue una época que a donde iba… a la feria, por ejemplo… en todos lados compraba una máquina de picar carne.

Las radios, ¿están todas acá?

Sí. Lo bueno de tenerlas acá es que no las tengo guardadas en mi casa; las puede ver todo el mundo.

Alguna vez, ¿te sentiste obsesionado con alguna radio que no conseguías?

Y… Por suerte las radios que me interesan las tengo. Hay una persona conocida que me las arregla. A veces, cuando hay alguna que no anda y me interesa la llevo a arreglar. El tema es que estas radios, como son a válvulas, hay que tenerlas prendidas siempre, y yo no las prendo porque no me da para prender 130 radios.

¿Todas las compraste vos?

No. Me ha pasado de clientes que me han traído radios de regalo.

¿Qué pensás hacer con esta colección?

Ahora paré un poco, porque todavía no tengo más lugar dónde poner. Pero tengo que hacer otra estantería… tengo más radios (…) que no las puedo poner porque no tengo dónde.  

Galería de fotos:


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LAS TAZAS DE DANIELA

“Lo veo como un hobby y me encanta coleccionarlas”.



A Daniela siempre le gustaron las tazas. Empezó a juntarlas hace poco tiempo. Tiene 33, cada una elegida por su forma, textura y diseño. Es la primera de su familia que colecciona y quiere ser una gran coleccionista. 

¡Mirá el video y enterate cómo empezó esta coleccionista!
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