lunes, 22 de diciembre de 2014

HISTORIAS DE COLECCIÓN

Poco tiempo atrás, decidí que este blog sería un espacio dedicado al mundo del coleccionismo. Nunca coleccioné nada, y se me hacía difícil -y admirable- entender cómo algunas personas eran capaces de juntar cientos de objetos de alguna similitud y guardarlos y ordenarlos durante años, y recordar su lugar y su historia. Pero había algo que me intrigaba aún más: ¿por qué? Así que me acerqué a este mundo y empecé a buscar historias. Tal vez, yo también podría coleccionarlas.

Si googleamos coleccionismo, muchas veces aparece relacionado a adicción. Me propuse, a través de mis entrevistados, cuestionar este mito y preguntarle a los verdaderos protagonistas qué tanto hay de verdad y cómo viven ellos la posibilidad de volverse adicto a sus objetos.

La respuesta no fue exacta, pero me llevé un montón de historias y vivencias: me sorprendió el cariño con que los coleccionistas hablan de sus objetos, las infinitas relaciones que pueden establecerse entre “algo” y “alguien”, comprobar, una vez más, que si bien lo material no es imprescindible, todos necesitamos simbolizar en alguna cosa tangible un recuerdo, un dolor, un amor…


En este viaje conocí la sencillez de Daniela, la constancia de Emilio, la ternura de Lalá, la pulcritud de Susana, que junto a las reflexiones Roger y tantos otros, me ayudaron permitieron asomarme a un universo personal, irrepetible y singular. Como dijo Gastón, “las colecciones a uno lo hacen enfrentarse con quien es”.

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