Los
avances tecnológicos han dejado en desuso los teléfonos públicos, y con ellos
las tarjetas electrónicas. ¿Aún se venden?, pueden preguntarse algunos. Sí.
Pero lo cierto es que ya no son tan habituales como antes; con el uso masivo
del celular, muchos dejamos atrás la idea de comprar una.
Algunos
objetos son capaces de remontarnos a un tiempo, a una época, a un momento.
Cuando Gonzalo me mostró su colección de tarjetas electrónicas de Antel, vi a
la niña pícara que corría al kiosco con $10 para comprar una de éstas e insertarla
en el teléfono de la plaza y llamar a sus amigas o, de cuando en cuando, hacer
alguna broma telefónica.
Así
que le pregunté qué le transmitían a él, y me contó del niño que se paraba en
cada teléfono público a mirar si alguien había olvidado alguna en la carcasa
azul, o a revolver el basurero más cercano porque, tal vez, aparecía alguna sin
crédito para su colección. Me habló de flora y de fauna y de un montón de temas
característicos de nuestro país. “Esta, por ejemplo, es de los juegos olímpicos,
y hay varias más”. “Colocá estas tres, una al lado de la otra, que forman la
cara de Artigas” y “…mirá todos los pájaros y árboles que hay acá”.
Gonzalo
Barboza comenzó a coleccionar las tarjetas en 1998, cuando tenía 8 años, pero
se esmeró en conseguir las primeras: “esta es la número 1, de 1994”. Todas las
tarjetas tienen número y, dependiendo del valor y la fecha, una imagen referida
al Uruguay. Al dorso, la información. “A mí no me interesaba coleccionar, me
interesaban las tarjetas, por eso empecé a coleccionarlas, y aprendí mucho de
ellas”.
Hoy, con 24 años,
Gonzalo no continúa coleccionando. Tiene casi 500 tarjetas electrónicas y le
son suficientes. No piensa en vender su colección, sino usarla para realizar un
mural. Tiene una tarjeta favorita: “mi mejor tarjeta es la 270, la de los 5
años de Antel, es transparente… fue la que más me costó conseguir”. Su familia aportó
mucho: todos guardaban tarjetas para colaborar con la colección.
Si
bien no considera que el coleccionismo sea siempre una adicción, comentó que
tiene mucho de esto: “en algún momento me sentí muy obsesionado con alguna
(tarjeta) que me faltaba (…) hoy en día no tengo en mente completar la
colección – aún me faltan – pero, quién sabe...”
...
...
No hay comentarios:
Publicar un comentario