Susana Manitto (63) es una coleccionista nata. Desde
pequeña juntaba cosas, "solo
que no sabía que eso era coleccionar". Iba al cuarto de sus bisabuelos y se entusiasmaba con los objetos que
encontraba ahí, revolviendo los cajones. “Empecé a encontrar moneditas
argentinas, moneditas que ya estaban fuera de circulación… Las empecé a pedir y
las empecé a guardar. Así con cantidad de cosas".
Su casa no es minimalista, pero
no está llena de adornos. Tiene muebles de su bisabuela, antiguos pero
brillosos, limpios y cuidados. En el patio tiene un gran parrillero donde
guarda su afición y, aparte, un cuarto lleno de pinceles, pinturas, libros y
cuadernos. Y no hay caos: a pesar de la cantidad de objetos, todo está
cuidadosamente puesto en su lugar.
Nunca piensa en iniciar una
colección puntual, pero cuando hay dos o más objetos similares que le gustan,
no los tira; los ordena uno al lado del otro y espera, sin prisa, el
siguiente.
“Muchas veces tengo miedo de convertirme en un acumulador compulsivo,
pero no (…). Es distinto del acumulador que le
sirve hasta la mugre. Yo no; yo soy histérica del orden. Los llaveritos tienen
que estar todos en un orden. Viste que cuando entré (al galpón) di vuelta un
llaverito que había quedado al revés. Están todos acomodados por mí, no sigo
ninguna regla establecida. Creo que hay distintos tipos de coleccionistas”.
La
colección de llaveros la había iniciado su padre, en el año ’82, apróx., y ella
la continúa desde el ’88, cuando constaba de unos 40 llaveros. Hoy tiene 590 y
recuerda la historia de cada uno. Contó que les pide a sus amigos, cuando
viajan, que le traigan un llavero de regalo, o los compra ella. Además, es
artesana, entonces algunos los ha hecho ella misma. Incluso recicla objetos que
no quiere tirar y los convierte en llaveros para su colección.
“A
mí lo que no me gusta es el desprendimiento. Yo no soy de obsesionarme con una
pieza que no tenga pero sí no me gusta tirar (…). Alguna vez pensé en vender la
colección pero cuando llegaba la hora me daba lástima y no lo hacía”.
Susana
disfruta de mirar sus colecciones, de nada le servirían dentro de una caja o
escondidas en un rincón.
“La
suerte que he tenido siempre es que tengo un lugar de guardado (…). Porque de
repente se me antojaba coleccionar piedras porque encontraba una linda y tenía que
tener lugar”.
Además
de los llaveros, tiene a la vista otras colecciones y algunos objetos antiguos:
hay una balanza, algunas pesas, figuras de porcelana, mates en miniatura y más.
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